miércoles, 28 de diciembre de 2022

Aprender, pero ¿de qué manera?


Aprender a leer,

aprender a escribir,

aprender sin conocer

que, antes que sentir,

primero hay que descubrir

lo que nos rodea enteros.

Nos absorve con esmero

un mundo de sensaciones

de emociones cargado.

Un aprendizaje sincero.

Abocados con prisas

a superar las barreras,

sin aún andar y a la carrera,

sin metas definidas;

solo llegar por envidia

de que sea el de al lado

quien supere con descaro

los logros de uno que no llegan,

no por inútil ni por pereza,

sino porque el ser en desamparo

anhela el camino propio

observado con telescopio. 

Quiere ser uno mismo

no una copia del mecanismo,

hacer grande expropio

de esa alma impuesta

queriendo, o sin querer,

matando, antes de nacer, el SER.

Esta es, del SER, su gran apuesta:

Hacer, ser y vivir como única respuesta.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Quiero ser enseñanza


En el camino te encuentras

con personajes añadidos

que a veces suman 

y otras, restan.

No son éstos meros obstáculos,

no son aleatorios como crees.

Caminan, respiran y viven como tú;

están ahí para que aprendas.

Ellos ni lo saben

y tú te enteras mucho después,

cuando todo pasa

y la marea baja,

cuando todo vuelve al sitio

y asumes lo aprendido.

Ya no ves el obstáculo

ni al personaje aleatorio,

ya ni recuerdas el por qué

de tu enfado ni el agravio.

Ahora eres la suma

de todo lo que fuiste,

de lo que te trajo hasta aquí

y de ese ser del que también aprendiste.

Ahora te paras y piensas

si tendrás la suerte de ser para alguien

la enseñanza que vives,

el recuerdo de un algo

que viva y respire

cuando tú ya no estés.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Es invierno aquí


 Sonia Fernández tiene magia en sus manos y hace de las palabras un mundo de imágenes.

Cuando le envié este pequeño texto sabía que haría una maravilla, pero una nunca puede imaginar hasta dónde pueden inspirar las palabras en otra persona. Yo estoy encantada, sorprendida y agradecida con esta inspiración suya.

Te invito a ver sus maravillas haciendo click en su nombre. De paso, te dejo el texto del que salió este bello dibujo.



 Sophie llamó a Daniel antes de medianoche.

    -Se acabó, no vuelvo. Mandaré que recojan mis cosas y las traigan a mi nueva casa.

Al otro lado de la línea solo había silencio.

    -Daniel, ¿estás bien?

    -No, es invierno aquí.

Sophie colgó el aparato y miró la nieve caer a través de la ventana.

Daniel seguía con el auricular en la oreja, la mano en el pecho intentando calentar un corazón helado por el invierno del abandono.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Lady Yu

    Yo debí ser, estoy segura de ello, en alguna de mis otras vidas una señorita inglesa del siglo XIX (y a tostar millo los que ahora piensen en locura o enajenación, que una es libre de imaginarse como le dé la gana). Creo que esa esencia que escapó siglos atrás de un cuerpo muerto vino a descansar en una figurita de porcelana del salón de casa de mi abuela; viajó buscándome y allí esperó hasta que nací en aquella camita de la planta baja.
 
    No es solo cosa del té inglés (con leche y puntita de azúcar), no es solo la obsesiva necesidad de llevar sombrero, paraguas y guantes a la muñeca, ni siquiera el impulso incontrolable de meter palabras inglesas en medio de mis conversaciones (cuanto más antiguas y rebuscadas, mejor). Me temo que mi yo victoriano me visita cada noche para recordarme en sueños que las almas se renuevan para seguir creciendo. Ella, Lady Yu, quiere salir del pasado, volver al presente, recordarme cuanto he olvidado y que le enseñe todo lo que se está perdiendo.   
   
    Cada mañana soy más ella, o ella es un poco más yo, no lo sé, pero el té sabe mejor cada día y los días grises se me antojan, no lo sé...

Lady Yu

Lamento de un elemento

          El pico rompía la piedra con la fuerza que le daba aquel brazo ya cansado, agotado y hambriento del hombre que lo usab...