Victoria Pérez Castro, nacida en Temisas hace 86 años, cuenta la historia de una niña que nació pequeñita, feita y llorona como ella sola, que el tiempo pasaba y la nena lloraba sin consuelo hasta que la abuela halló el remedio haciéndole un hueco en la cama entre ella y su marido.
La escucho contar historias con soltura, llena de amor y sabiduría y se me cae la baba. Admiro a esta mujer luchadora que salió de Temisas rumbo a Tenerife y, cuando enviudó, volvió a Las Palmas para establecerse en Jinámar donde lleva ya 52 años.
Es una narradora natural, lo lleva en la sangre, y así lo lleva haciendo toda su vida en escuelas, bibliotecas y a todo aquel que la quiera escuchar. Victoria dejó de ser aquella nena llorona, chiquita y feita para crecer y convertirse en una mujer risueña, valiente, de corazón hermoso y en cuya memoria caben todas las historias.
La veo emocionarse contando para los mayores de Taliarte y desear, con toda el alma, que alguien le cuente cuentos cuando esté viejita y me crece en el pecho el orgullo de tenerla a mi lado.
Gracias, Victoria, por llenar el mundo de historias y sonrisas.
