lunes, 18 de julio de 2022

Margullo

Margullo, he cogido aire, a mi entender, como para tres vidas, pero llevo no más de tres segundos bajo el agua y me quemo por dentro. Incongruente, ¿verdad? Pero esa es la sensación que tengo mientras veo pasar por mi mente imágenes sin sentido, que no entiendo, que no reconozco hasta que caigo en la cuenta de que imagino, como cuando dicen que te vas a morir y ves pasar tu vida delante de tus ojos, pues imagino el futuro de mi muerte ahogándome. Ya siento el agua entrar por mis fosas nasales, inundar mis pulmones, encharcarme por dentro llenándome como una sopladera de esas que luego estrellas contra el suelo y salpican de vida, de tu vida, a quien esté al lado. 
1,2,3 segundos y me quemo, me siento morir y salgo rápido del agua como el náufrago que de verdad ha luchado contra la marea que se lo quiere comer. Una breva. Así soy y ya lo decía mi madre en cada curso de natación en la playa, verano tras verano: “no naciste pa sirena, lo sabemos, pero haz lo que puedas pa no morirte si te caes al agua, desgraciadita”.
Y como en el agua, igualito hago en la vida: cojo aire como para tres vidas y tiro millas sin mirar atrás, cojo aire y suelto lo que pesa para no morirme por si un día me caigo. Que de esto va la vida al final, digo yo, de resistencia en la supervivencia.

Lady Yu

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