Quien mucho corre, pronto para
QUIEN MUCHO CORRE, PRONTO PARA
No me había parado nunca a pensar la de cargas inútiles que
llevaba a cuestas a diario. Ahora, con calma, esperando cómo
acontecen las cosas, esa mochila cargada se ha quedado tirada en el
umbral de la entrada. Ahí, donde cayó hinchada, a punto de romperse
por tanto peso, permanece esperando mi visita diaria. Cada mañana,
compruebo con gusto cómo se va vaciando de cosas inútiles, de
problemas que la llenaban a ella y me vaciaban a mí. Sus costuras
vuelven al sitio poco a poco y ella, de naturaleza inquieta, respira
aliviada y va dejando sitio para todas las enseñanzas nuevas (o más
bien olvidadas).
La mochila tiene dos bolsillos, uno a cada lado. En ellos solía
llevar agua y oxígeno para pasar los días corre que te corre de acá
para allá. Ahora están vacíos y, sin embargo, más vivos que nunca
porque, donde antes había agua ahora hay AIRE y donde hubo oxígeno,
ahora hay VIDA.
Acabará desocupada más pronto que tarde, seguro. Todo su
contenido se irá, pero no la dejaré holgazanear. Con todo lo
reaprendido debe hacer el hueco más grande donde contenga dosis
enormes de ganas, ilusiones, sueños y esperanzas.
Anoche, antes de irme a dormir, la oí susurrar.
“¿Sabes? Yo también he aprendido de toda tu carga. Y es que
quien mucho corre, pronto para”.
Así me habló, segundos antes de soltar el último aliento y, con
él, el contenido del fondo. De camino a la cama, eché de menos el
abrazo reconfortante de mi madre y el calor de un beso de papá.
“No
correré, le dije a la mochila, serán todos para mí cuando esto acabe”.
#yomequedoencasa
Yudeyna Santana
27/03/2020
Muchiisimas gracias por esa magnífica y verdadera reflexión... Para meditar. Muchos abrazos de conciencia y agradecimiento.
ResponderEliminarGracias!! Seguiremos reflexionando y compartiendo. Abrazos!!
EliminarQue deseos de una larga y buena conversación
ResponderEliminarUn deseo que comparto contigo♥️
ResponderEliminar