viernes, 27 de marzo de 2020

Quien mucho corre, pronto para

QUIEN MUCHO CORRE, PRONTO PARA


          No me había parado nunca a pensar la de cargas inútiles que llevaba a cuestas a diario. Ahora, con calma, esperando cómo acontecen las cosas, esa mochila cargada se ha quedado tirada en el umbral de la entrada. Ahí, donde cayó hinchada, a punto de romperse por tanto peso, permanece esperando mi visita diaria. Cada mañana, compruebo con gusto cómo se va vaciando de cosas inútiles, de problemas que la llenaban a ella y me vaciaban a mí. Sus costuras vuelven al sitio poco a poco y ella, de naturaleza inquieta, respira aliviada y va dejando sitio para todas las enseñanzas nuevas (o más bien olvidadas).

           La mochila tiene dos bolsillos, uno a cada lado. En ellos solía llevar agua y oxígeno para pasar los días corre que te corre de acá para allá. Ahora están vacíos y, sin embargo, más vivos que nunca porque, donde antes había agua ahora hay AIRE y donde hubo oxígeno, ahora hay VIDA.

           Acabará desocupada más pronto que tarde, seguro. Todo su contenido se irá, pero no la dejaré holgazanear. Con todo lo reaprendido debe hacer el hueco más grande donde contenga dosis enormes de ganas, ilusiones, sueños y esperanzas.

           Anoche, antes de irme a dormir, la oí susurrar.

           “¿Sabes? Yo también he aprendido de toda tu carga. Y es que quien mucho corre, pronto para”.

           Así me habló, segundos antes de soltar el último aliento y, con él, el contenido del fondo. De camino a la cama, eché de menos el abrazo reconfortante de mi madre y el calor de un beso de papá.     
            “No correré, le dije a la mochila, serán todos para mí cuando esto acabe”.





#yomequedoencasa

Yudeyna Santana

27/03/2020

4 comentarios:

  1. Muchiisimas gracias por esa magnífica y verdadera reflexión... Para meditar. Muchos abrazos de conciencia y agradecimiento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias!! Seguiremos reflexionando y compartiendo. Abrazos!!

      Eliminar
  2. Que deseos de una larga y buena conversación

    ResponderEliminar

Lady Yu

Lamento de un elemento

          El pico rompía la piedra con la fuerza que le daba aquel brazo ya cansado, agotado y hambriento del hombre que lo usab...